En mi primer artículo ‘Qué es y beneficios del estoicismo‘ hablé de la virtud. Hoy hablaremos de las cuatro virtudes estoicas.
La virtud podríamos definirla como la razón consumada. La diferencia fundamental entre los seres humanos y los animales es la capacidad de usar la razón. Los estoicos creían que esta razón debe ser usada para hacer el bien común. Una vez entendido este concepto tan importe para entender la filosofía estoica, podemos hablar de las cuatro virtudes estoicas.
«No hay viento favorable para el que no sabe a donde va».
Séneca
Las cuatro virtudes estoicas podríamos definirlas como un mapa acerca de cómo comportarse. Los puntos cardinales para ser una buena persona y tener una buena vida. Juntas, estas cuatro virtudes, nos permiten realizarnos y actuar con virtud.
Los estoicos distinguen entre el conocimiento y la acción. De nada nos sirve leer mucho acerca del estoicismo si no practicamos a diario lo que estos sabios de la antigüedad nos legaron. El principal motivo por el que está filosofía me parece tan genuina es por su carácter eminentemente práctico. Los estoicos predican con el ejemplo, y ya iremos viendo que si nosotros practicamos, los resultados llegarán por si solos.
Creo que la mala fama que tienen muchos psicólogos que han sacado grandes libros de desarrollo personal y de «autoayuda» es infundada. Cuando una persona va a terapia, o comienza con la lectura de un buen libro para ayudarse a si mismo no conseguirá cambios sustanciales a no ser que practique en cambiar la manera de pensar a diario, recordándoselo.
Las cuatro virtudes estoicas serían pues nuestro mapa, nuestra «cura para el alma» a las que podremos recurrir para autoanalizarnos y pensar si estamos actuando de manera virtuosa.
Vamos a ver cuáles son estas cuatro virtudes estoicas:
Sabiduría práctica: ante todo, prudencia
El escritor y neurólogo Sam Harris dice que «la sabiduría es la capacidad de poner en práctica nuestros propios consejos». La sabiduría práctica para los estoicos es la capacidad de poder discernir con inteligencia que depende de nosotros y qué no. Actuando con virtud en lo que podemos controlar y aceptando con serenidad en lo que no.
Tiene todo el sentido del mundo ya que… ¿Cómo podremos saber si vamos bien encaminados si no somos capaces de reflexionar en los errores que hemos cometido? Todas las virtudes siguientes son más efectivas si pensamos en primer lugar como llevarlas a cabo.
Cómo bien comenté antes, el estoicismo se basa en practicar constantemente y añadirse recordatorios para hacerlo, si no volverán nuestros automatismos diarios enraizados en nosotros desde hace años, y no servirá de nada la lectura de esta apasionante filosofía.
Los estoicos tenían siempre a mano preceptos o frases que recordaban constantemente para tomar consciencia del momento presente. Una especie de atajo mental que a base de repetición acaba permeando en la consciencia.
Un buen ejemplo de como aprender las cuatro virtudes estoicas es, sin lugar a dudas, practicando e incorporando nuevas herramientas cada día.
A mí por ejemplo me funciona dejar notitas por los lugares de la casa que más frecuento y de fondo de pantalla del móvil. En este mismo momento, delante de mí en el ordenador, tengo dos notitas con diferentes frases de Séneca, Marco Aurelio y Epicteto. Cada día, con simplemente bajar la vista, ahí están esas frases. Recordándome constantemente cómo tengo que actuar, relajando la ansiedad de un día malo y recordándome que el mundo no se acaba cuando no he actuado virtuosamente.
Por ejemplo, una de Marco Aurelio que me gusta mucho:
«Todo lo que escuchamos en una opinión, no un hecho» Todo lo que vemos es una perspectiva, no la verdad».
Marco Aurelio
Cuando vayas a emprender una acción recuérdate antes: ¿es esto lo correcto?, ¿dormiré mejor o peor con esto que voy a hacer?».
Justicia: o cómo ser buena gente
La justicia estoica se refiere a la capacidad de actuar con equidad, honestidad y benevolencia hacia uno mismo y hacia los demás. La justicia es una de las cuatro virtudes estoicas que implica respetar los derechos, las leyes y las normas sociales, pero también ir más allá de ellas y buscar el bien común. Para ser justo, debes tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti, reconocer sus méritos y sus necesidades, y contribuir al bienestar de tu comunidad. Una forma de practicar la justicia es ser generoso, solidario y compasivo con los que sufren o están en desventaja.
Aquí tenemos un buen ejemplo acerca de qué grado de justicia estoica aplicaríamos a esta situación: «Has tenido un día horrible y lo único que quieres es llegar a casa y desconectar el teléfono de todo y de todos. Sabes que alguien muy cercano a ti no está pasando por un buen momento y te está llamando porque necesita verte y sentir compañía. ¿Qué harías?».
El coraje: hacer lo que debemos, aunque duela
Las cuatro virtudes estoicas son cardinales, es decir, fundamentales y universales para el ser humano. Los estoicos creían que practicando estas virtudes se podía alcanzar la felicidad, la plenitud y la armonía con la naturaleza.
El coraje se refiere a la capacidad de enfrentar el miedo, el dolor y las dificultades con fortaleza, valor y determinación. El coraje implica asumir los riesgos, los retos y las responsabilidades que se presentan en la vida, sin dejarse vencer por la cobardía, la pereza o el desánimo. Para ser valiente, debes tener confianza en ti mismo, en tus capacidades y en tus principios, y estar dispuesto a defenderlos ante cualquier adversidad. Una forma de practicar el coraje es salir de tu zona de confort, probar cosas nuevas y superar tus límites.
Practicar a actuar con coraje no es lanzarse desde un barranco de 30 metros haciendo puénting. Podemos empezar por las cosas pequeñas: teniendo esa conversación incómoda, diciendo que «no» a ese plan al que no te apetece ir y siempre vas por el qué dirán, hablar en público…
Epicteto decía que pensásemos en cómo nos sentiremos después de realizar una acción valiente. Ya os lo digo yo: genial.
La templanza: moderación
Los estoicos se referían con la templanza a la capacidad de moderar los deseos, los placeres y las emociones, evitando los excesos, los vicios y los desórdenes.
La templanza implica tener autocontrol, disciplina y equilibrio en todos los aspectos de la vida: físico, mental y espiritual. Para actuar con moderación, debes conocer tus propias debilidades e impulsos, y saber cómo dominarlos o canalizarlos hacia fines positivos.
Deja hablar a los demás en esa comida familiar y controla tu deseo irrefrenable de comenzar a discutir con una idea que no compartes. Cuando estés comiendo, para en el momento en el que te encuentres bien sin llegar al hartazgo.
Piensa en cómo te sentirás cuando hagas lo correcto. Pregúntate como actuaría una persona que tengas como referencia, una persona que actúa con templanza en esa situación. Piensa en su opuesto, el vicio, y lo mal que nos sentimos tras esa noche de fiesta en la que se nos ha ido de las manos.
La templanza consiste en analizarnos, en repasar nuestras acciones del día a día y saber decir «basta» cuando ya tenemos lo suficiente.
Una forma de practicar la templanza es cuidar tu salud, tu alimentación y tu descanso, evitar las adicciones y las distracciones innecesarias, y cultivar hábitos saludables. Evidentemente todo con moderación.
Conclusión
Estas son las cuatro virtudes estoicas que puedes incorporar a tu vida para mejorar tu bienestar personal y social. Recuerda que el estoicismo no es una doctrina rígida o dogmática, sino una guía práctica y flexible que se adapta a cada persona y a cada circunstancia. Lo importante es que seas coherente con tus valores, que actúes con intención y que busques siempre el progreso moral y actúes con virtud.
Espero que este artículo te haya resultado útil e interesante. Si quieres saber más sobre el estoicismo, te invito a quuedarte por mi blog, ya que subiré contenido de calidad acerca del estoicismo y de todo lo que voy aprendiendo sobre el mismo. También puedes dejarme tus comentarios o sugerencias sobre este tema o sobre cualquier otro que te interese.
Gracias por leerme y hasta pronto. 😊
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