He tenido una pequeña epifanía pensando en los momentos del 2023 mientras comía y voy a hacer algo que hace muchos años acostumbraba a realizar (cuando hablo de «muchos años» me refiero a la época del Tuenti, casi nada). Realizaré un pequeño repaso del año que se ha terminado y enumeraré mis sueños y «cosas que quiero realizar» en esta nueva vuelta al sol en el 2024.
El motivo que me lleva a realizar esto responde a una serie de inquietudes puramente personales. La más importante de todas es, con la perspectiva que da el paso del tiempo, volar a vista de pájaro como decían los estoicos, en los momentos que considero más significativos que han ocurrido en estos 12 últimos meses. Analizar qué cosas puedo sacar en claro. Apelaré a la razón en el análisis, y al mismo tiempo a las cosas que me conmueven. Tampoco pretendo enfadar a nadie, pero no edulcoraré mis palabras en temas que considero importantes. Sonaré a ratos contundente en algunos de mis argumentos y si alguien se siente ofendido, que haga crítica personal.
Intentaré (y más por respeto a mí mismo) desde una vista lo más imparcial posible, hacer una crítica constructiva de mi vida. De lo que he conseguido, de lo que me había propuesto conseguir, y de los «propósitos» que tengo en mente para estos nuevos 12 meses que, salvo catástrofe y toco madera, tengo por delante.
Estaba pensando en dividir el análisis en diferentes secciones. A modo de «laboral», «vida afectiva» (en donde englobar familia, pareja y amigos) y «ocio»; pero como este texto está siendo total y absolutamente improvisado, pues vamos sobre la marcha.
2023 fue un año que comenzó con grandes novedades y para mí la más importante de todas fue el asentamiento definitivo en el cambio de residencia de Coruña a Vigo para seguir desarrollando mi vida en pareja. No tengo más que palabras de cariño infinito para el suave «aterrizaje» que me brindó ella en mi llegada a la que llevaba siendo su casa más de 5 años. Aunque ya habíamos convivido y salido de nuestra zona de confort muchas veces, el tiempo me da la razón en que una relación sana y adulta, con un propósito común en mejorar individualmente y en conjunto, pasa por una real comunicación sincera. Depositar nuestros miedos y anhelos encima de la mesa, y entender que una pareja son dos personas independientes que deciden construir juntas y por separado, es para mí clave en la relación con mi pareja, y sin miedo a equivocarme, en cualquier relación humana. Jamás lo había sentido tan claro como ahora. Todos los contactos con otros humanos que he tenido y que se han perdido o se deterioran con el tiempo, siempre ha sido porque la balanza en este aspecto tenía demasiado peso sólo en una de las partes durante demasiados meses. Gracias al paso del tiempo y a un análisis de estos patrones he conseguido verlo desde fuera. Si puedo daros un gran consejo, escribir es terapéutico.
Mi pareja y yo somos maestros en exprimir el tiempo disponible y crear sensación de «fin de semana» en cualquier día de lunes a jueves. Basta un rayito de sol para irnos de ruta, hacer nuestras «misiones», o quedar con algún amigo. O cogernos el coche e irnos a ver la puesta a cualquier lugar precioso de las Rías Baixas. Me siento realmente agradecido de que, porque esto es una cuestión intrínseca a mi pareja y a mí por separado, tengamos energía, aún durmiendo poco o estando hasta los cojones de un día de trabajo, para aprovechar el día como si fuera fin de semana. Tenemos una gran gestión y optimización del tiempo diario. Nuestro reto de hacer al menos una ruta grande cada mes y documentarla, lo hemos cumplimos. Seguirá así en 2024, no tengo duda.
Empecé el año buscando trabajo, ya que a finales de 2022 dejé mi antiguo curro (esto no fue fácil pero finalmente tomé la decisión tras mucha reflexión y toma de valentía) para buscar otra empresa donde crecer profesionalmente a mejor ritmo y seguir mejorando mis habilidades. Tras unos pocos meses de 2023, lo encontré. No han sido meses fáciles: aumentó mi responsabilidad y pasé a teletrabajar por completo por primera vez en mi vida; el cambio me costó y a día de hoy intento buscar una empresa que cuide más la relación entre los trabajadores que están desde casa; generando dinámicas más saludables y con mayores vías de comunicación más allá que la simple comunicación en los proyectos. Si bien en mis meses en la empresa aprendí más que nunca y aumenté mi nivel de programación.
Entre las cosas que quiero desarrollar en 2024, y que para mí fue un «fracaso» en 2023 por no cuidarlo, es aumentar mi nivel de inglés. Como he detectado que siempre tiendo a barrer por debajo de la mesa con este tema y me genera mucha resistencia, ya he puesto los medios para empezar enero de 2024 tomando clases en una academia de calidad que tengo delante de casa. No más excusas conmigo mismo. Cada vez que salgo fuera y noto que no puedo comunicarme al nivel que me gustaría, siento mucha frustración. En este año que comienza, voy a poner todos los medios para remediarlo desde el minuto uno.
A nivel académico me he animado a empezar, pensando en el largo plazo, la carrera de Psicología a distancia. Actualmente ya estoy matriculado en una buena universidad y comenzaré en Febrero con un par de asignaturas del primer semestre. No me gusta la idea de morirme y quedarme con «y si hubiera hecho…». Así que le he puesto solución. La inquietud que siempre he tenido con esta rama sanitaria es enorme, tras muchos años pensándolo, era hora de pasar a la acción. Estoy preparado para poder dejarlo si veo que me satura demasiado o por falta de tiempo con el trabajo. No pasa nada. Pero quiero probarlo y ver si soy capaz.
Pensamiento recurrente en todos estos 12 meses: «No te preocupes, ocúpate«. Grabado bien a fuego.
La elección de una disciplina como la psicología no es baladí y cumple dos funciones: estudio para poder ayudarme mejor, y por otro lado, tener un gran propósito de (quizás) algún día poder brindar mayor ayuda a los demás y mejorar mis relaciones personales.
Mi salud mental ha mejorado mucho en 2023 y he sabido mantener en orden el trastorno mental que me tuvo buena parte de la pandemia con medicación. Gracias a la lectura del libro (y esto lo dejo por aquí por si alguien está pasando por un mal momento) “Guía para superar los pensamientos atemorizantes, obsesivos o inquietantes: Libérate de los pensamientos negativos con la terapia cognitivo conductual (CBT)” de Sally M. Winston (Doctora en Psicología, fue la primera presidenta de la Junta Asesora Clínica de la Asociación de Ansiedad y Depresión de América y dirige talleres especializados para terapeutas) entendí que lo que muchas veces me hace sufrir tenía nombre, y supe cómo reaprender la manera de relacionarme con mis pensamientos y emociones, dándome cuenta de que la metodología que seguía mi cerebro no era la correcta. Este libro fue liberador y lo encontré tras muchos intentos fallidos. Son incontables las veces que me he emocionado pensando en cómo algo contenido en unas 300 páginas me ha cambiado positivamente tanto la vida. Pero recuerda, no sirve de nada leer libros de psicología o desarrollo personal si no practicas lo leído a diario. Nunca bajo la guardia.
Actualmente vivo más tranquilo, más feliz, y con más plenitud. No voy a terapia desde hace mucho tiempo y, gracias al cielo, aquel año de medicación es cosa del pasado. Gracias a todos aquellos momentos soy quién soy ahora y abrazo enormemente mi vida. Aprendí que, como decía Marco Aurelio: «Todo lo que escuchamos en una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no la verdad».
Sólo uno mismo puede llegar a conocerse de verdad si se lo propone, y los seres queridos que realmente escarben más profundo a través del lenguaje pueden saber de tu progreso y quien aspiras a Ser. El resto conocerán retazos de la persona que creen que eres, se habrán quedado estancados en antiguos retazos de tu personalidad. No los juzgues ni te enfades cuando opinen de ti. Si no saben como eres de verdad es porque no les interesa conocerte más, están demasiado exhortos viviendo sus vidas o tienen carencias para hablar desde la inteligencia emocional. Es normal.
También ha sido un año donde el deporte ha tenido un papel de coprotagonista en esta historia. Terminé 2022 apuntándome a CrossFit y termino 2023 adorando esta modalidad deportiva. He predicado bastante entre amigos dispuestos a escucharme todas sus bondades, y no me cansaré de hacerlo. Ya no es sólo que incorporar al menos dos veces por semana entrenamientos de intervalos de alta intensidad o HIIT tenga un impacto súper positivo en el cuerpo y la longevidad; sino que en las clases de CrossFit se genera una comunidad y buen rollo que no había visto en otro deporte (que ojo, seguramente lo habrá, sólo que yo no lo conoceré). Este año nuevo quiero cuidar mucho más las relaciones con la gente del box y seguir mejorando mis gimnásticos y halterofilia así como mis marcas en pruebas como la Hero Week. Como gran propósito de este 2024, me apuntaré a una competición de CrossFit amateur en verano con la gente de Training Norte, y volveré a ir a otra carrera de obstáculos.
Este año he seguido conociendo el mundo con los ojos de un flâneur. Dentro de nuestras fronteras (Sur de Andalucía justificando un concierto de Arde Bogotá para el viajazo, Sierra do Courel donde el clima nos dio una ventanita de buen tiempo, reencuentro en Asturias con grandes amigos del ERASMUS) como fuera de España (Alentejo Portugués haciendo el trekking del «Trilho dos Pescadores», y como colofón final, nuestras grandes vacaciones en Nueva Zelanda). No hay palabras para describir la belleza que tenemos en este mundo.
«Deconstrucción» ha sido mi palabra clave de 2023. Nada tiene sentido excepto la naturaleza salvaje.
En lo que concierne a la música ha sido un año con un claro ganador: Arde Bogotá. No sé la cantidad de horas que le habré dedicado en Spotify a estos chavales, pero seguro que no fueron pocas. El verano ha estado bañado de festivales y grandes fiestas: Atlantic Fest, Ourensound, Ortigueira, Festa das covas, Noroeste Riazor, Caudal Fest… A título personal he escuchado sobre todo electrónica (descubriendo grandes artistas) y he vuelto a coquetear con bandas actuales de heavy metal. En los meses venideros dedicaré más tiempo a descubrir más funk, reggae y blues/jazz y me apoyaré en el algoritmo y las listas de Spotify.
Pero el evento más importante de todos fue la boda de uno de mis mejores amigos desde la infancia, Perfe. Este día fue un bombazo. Reunir a tantos colegas juntos en el mismo recinto sólo podía dar cosas buenas. Y vaya si las dio. Día para recordar siempre.
Una de las cosas de las que más orgulloso estoy del 2023 es de lo mucho que he leído este año. Lo mejor que he podido hacer es apuntarme a dos clubes de lectura, uno dedicado a leer ensayo buscando la polimatía cuando comenzó el año; y otro con Cora dedicado a leer novela cuando ha finalizado. Nunca en mi vida había leído tantos libros/mes y conocido a gente tan interesante con una gran influencia en mi manera de pensar. Tengo la sensación de que mis conocimientos acerca del mundo han crecido mucho, y al mismo tiempo que cada vez sé menos cosas. Me imagino que eso es señal de que voy por buen camino.
También he ido puliendo mi técnica de lectura, tomándome los ensayos como «estudio», recopilando notas y haciendo resúmenes. Prefiero leer 10 buenos libros comprendiéndolos lo mejor posible aunque tarde más (no pretendo correr contra nadie, y menos contra mi mismo), que 20 sin repensarlos. Mis ansias de seguir conociendo diferentes realidades a las mías no para de crecer y me ha dado una perspectiva global de las cosas, alejándome de fanatismos y pensamientos políticos sesgados. La lectura de Hábitos Atómicos me proporcionó un framework mental para conectarlo todo, pero —sobre todo— un mantra para guiarme: define primero quién quieres ser, para después adoptar los hábitos que llevaría alguien así. Los objetivos solo sirven para medir tu progreso.
He seguido manteniendo mi máxima de no tener instaladas las redes sociales en el móvil, que tan buen resultado me dio en 2022. Cuando quiero subir alguna publicación, las instalo, las subo, y las vuelvo a desinstalar. Si hay algo que es realmente liberador es no perder ni 5 minutos al día en esa mierda. Con todas sus letras. Si sientes que estás enganchado o enganchada, quítalas, y descubrirás que de repente tienes tiempo. No tener la pulsión visceral que nos ha creado la sociedad de consumo de tener que compartir cada cosa que hago, cada comida que como, cada pesa que levanto, o cada viaje que disfruto es lo más parecido a la libertad que existe a día de hoy. Sólo las concibo para, con consciencia, aportar algo que ayude o haga reflexionar a los demás o consumir contenido de buenos divulgadores. El resto: las stories, el scroll infinito… es narcisismo y adicción. Cuanto más lo pienses, más te darás cuenta. Al principio jode reconocerlo, luego te reirás mientras ves cómo funcionamos los humanos del S.XXI.
A veces tengo la sensación de ahogo y de «falta» de tiempo para realizar todo lo que me gustaría hacer. Sigo cojeando a la hora de arrancar un proyecto, cualquiera que sea, y darle continuidad. Me cuesta horrores tener constancia con mis propias ideas y muchas veces veo estresado como se diluyen en el tiempo porque pierdo el interés rápido. Este 2024 seguiré trabajando en esto ya que lo primero y más importante, darme cuenta de ello y ser honesto con este tema, lo he identificado. En enero un par de amigos y yo vamos a hacer una tormenta de ideas y si todo va bien comenzaremos a programar algo que nos haga ilusión. Al mismo tiempo he aceptado que la vida y el día sólo tiene 24 horas, que nunca podré ver y hacer todo lo que tengo en ebullición en mi cabeza, y está bien. Lejos de una derrota, lo considero la mayor de las victorias. El tiempo es finito. En medio de este pestañeo entre dos eternidades hay al menos una persona que está despierta y lo está aprovechando. Y sé que hay más gente como yo.
Digo «te quiero» con frecuencia, abrazo y cuido de los que se dejan cuidar. Grandes amigos cercanos me han sorprendido y otros me han decepcionado. Me cansé de intentar mantener a gente muy querida y veo como al final el devenir pone a cada uno en su lugar. Hay situaciones, maneras de ser que nunca entenderé ni compartiré. No puedo pretender que todo el mundo tenga mi filosofía de vida ni evangelizar con que es la mejor. Desde el otro lado del muro veo triste como grandes amigos van dejando de serlo por falta de cuidado. Y está bien así. No hay que tirar más. Me agoté de las relaciones sin sustancia, de la gente que no suma, de preocuparme genuinamente por alguien y no recibir lo mismo de vuelta.
Mi madre ha cumplido 70 años bien vividos en este 2023; y con ellos y el sorpresón que le dimos en el pub de mi cuñado, llegó el reencuentro con primos y familia que hacía tiempo que por azares de la vida no veíamos. Gracias a este evento se han comenzado a organizar las ya famosas (aunque sólo llevamos una edición 🤣) BARRALADAS. Eventos familiares donde ponerse al día y salir de juerga con los primos que hemos jurado mantener al menos 2 veces anuales. Esta «Barralada» ha sido un epílogo precioso para estos últimos 12 meses. Ojalá mi madre fuera eterna y me genera pesadillas pensar el día que no esté. Este 2023 he trabajado mucho mi relación con la muerte y me tatuaré Memento Mori a principios de año en algún lugar del brazo que siempre pueda ver. Me recuerda que estamos de paso, que aproveche el tiempo y que cuide de mi salud y de los míos.
Y no me gustaría terminar toda esta parrafada sin hacer un ejercicio de retrospección enorme y remontarme a ese Javi que dejaba el bachillerato. El otro día hablando con Cora nos surgía la pregunta de, con todo lo vivido hasta ahora, que qué le diríamos a esos nuestros «yos» de 17 años. Y haciendo un estudio sincero de mi vida, acertamos ambos en que nos diríamos algo tan sencillo como: «Cree en ti y aprende a quererte. Busca ayuda si es necesario. Pero sé una persona independiente y no dependas tóxica y emocionalmente de nadie. Sólo así serás libre para amar(te) de verdad a los demás».
Os deseo mucha paz y amor para el 2024. Ojalá este texto os haya ayudado.
Por mi parte sé que vienen grandes momentos y haré todo lo que está de mi mano para crearlos. También afrontaré con estoicismo los embistes de la vida, que los habrá. Negarlo sería de necios.
Se os quiere.
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